Capítulo 145.
Sofía
Por la mañana, despierto con el desayuno en la cama. Donovan ya no está, pero su letra inconfundible me observa desde una nota arrugada.
“A las diez. No te retrases.”
Intento comer lo poco que puedo, aunque los huevos están sin sabor y el café lo cambiaría porun chocolate espeso con trozos de galletas.
Empujo la bandeja al no sentirlo apetecible. Me duele el estómago y, para colmo, algo en mi mente empieza a obsesionarse con un antojo casi absurdo. Algo grasoso, jugoso, con el tipo de especias que te hacen cuestionarte si de verdad quieres seguir con vida después de comerlo.
Pollo frito con doble empanizado y tocino crujiente envolviéndolo.
Lo imagino y la boca se me llena de saliva. Necesito eso. Y no cualquier versión. Lo quiero de ese sitio grasiento donde todo sabe a preparado con prisa, con extra salsa y papas bañadas en queso y trozos de salchichas.
Mi estómago ruge, retorciéndose, y casi me dan arcadas por el contraste entre lo que imagino y el desayuno insípido frente a