—Sandra, yo, déjame explicarte todo.

—¿Desde cuándo te has estado metiendo con mi prometido? —¿Cómo has sido capaz? —Siento tanta vergüenza, no sé cómo decirlo y menos teniendo también a Hugo y a mi madre aquí.

—Por favor, vamos a hablar en privado, aquí no es buen lugar —le digo, ya que hay más personas, esperando por sus familiares.

—Está bien, ven, vamos a otro lugar —dice y camina; yo voy detrás de ella, mi madre solo asiente con la cabeza, sabe que tengo que hacerlo, Hugo, solo me da un pequeño apretón en la mano en señal de que él está ahí conmigo.

Vamos a una pequeña oficina que está cerca, ya que no queremos estar lejos por cualquier cosa que pase con papá; al ser Sandra, hija del dueño, no le ponen ningún pero para ocuparla.

Contarle todo desde el inicio no fue fácil y menos porque la mujer que tengo enfrente para nada es la Sandra, tierna y linda que siempre ha sido, y lo entiendo, no es fácil que mientras ella procuraba ganarse mi cariño y amistad, yo la estaba traicionand