Me paso toda la mañana muy feliz trabajando en mi nueva fórmula y creo que el amor ha sido la chispa que me faltaba para dar con la combinación correcta.

Estoy en las últimas pruebas y, al ver el resultado, me sorprendo; es una maravilla y ni yo me la creo. Estoy tan feliz que salgo casi corriendo a la oficina del doctor Sergio; su secretaria me anuncia y me hace pasar enseguida.

—Adelante, hija, pasa, me dijo mi secretaria que te urgía hablar conmigo, dime, ¿en qué te puedo apoyar? —Al escucharlo, recuerdo que estoy frente a mi padre biológico; con tanta emoción lo olvidé, pero su amabilidad y la forma en que me habla, aún no me acostumbro; se siente bien, pero raro.

—Perdón la interrupción, doctor, pero es que quería mostrarle algo; hace un tiempo que llevo trabajando en esta fórmula, para mejorar el medicamento.

Le explico paso a paso toda mi investigación y los resultados obtenidos, le indico los beneficios y cómo podemos complementar el medicamento, que por fin había dado con la