Capítulo 33. Los celos de mi jefe
—No es necesario que pase por mí, yo voy en el auto de mi novio, así que mándeme la dirección y yo ahí llego —le contesto dejándole en claro lo de mi novio.
—Como guste. —Solo contesta eso y me manda la dirección de la fiscalía para ir a hacer mi declaración.
Termino de arreglar un poco mi desastre y salgo con mi mamá. Comenzamos a tener una charla relajada y hacer una rica cena; todo iba bien hasta que le comento que mañana tendría que ir a la fiscalía y rendir mi declaración y le narro lo ocurrido.
—¿Pero tú por qué tienes que ir? No me agrada para nada esa situación; ya te había dicho que ese lugar no me agrada. Deberías buscar otro trabajo; sabrá Dios en qué problemas te vayan a meter. —Lo dice bastante alterada.
—Tranquila, mamá, yo tengo que ir porque soy la supervisora del área; tienen que hacer las investigaciones y dar con el responsable.
—Sí, pero esa gente se maneja con artimañas, ¿qué tal que te echan la culpa a ti? ¡Ay no! ni siquiera quiero pensar en eso.
—Mamá, no exage