Capítulo 21. Golpazo
—Yo también te amo y me vas a hacer mucha falta. —Veo cómo su mirada cambia a una de tristeza al decirle esto. —Pero más bien el que se va a tener que preparar para este mes es usted, joven, que no tendrá descanso. —Le doy un beso, este lleno de pasión y amor.
Ese beso solo provocó que nuestros cuerpos volvieran a encenderse de pasión y volvimos al ruedo, pero esta vez fue una entrega más pasional, con ternura y amor.
Fue una hermosa noche, pero bastante cansada también; mi débil cuerpo no va a resistir un mes así de tanta efusividad; creo que tendré que tomarme unas vitaminas para seguirle el ritmo a mi novio y suelto una sonrisa por tal idea.
Como siempre, voy perdida en mis pensamientos, mientras voy camino a mi oficina, hasta que de nuevo siento algo duro pegando en mi frente; no me di cuenta y me estrellé contra una de las puertas de cristal.
—¡Auch!, qué golpazo —me digo a mí misma, mientras me sobo la frente, y me siento como mareada.
—Pero qué barbaridad, ¿se encuentra bien?