Priscila y su papá

Por Sergio

Lo que me costó no moverme cuando la tenía llorando desconsolada, sobre mí.

Quería abrazarla, mimarla, decirle que deje de llorar, que yo estaba bien.

Pero me tenía que asegurar que funcione mi plan.

Cambié por ella.

Es que me pierdo por ella, siento que ella me da la vida y no podía arriesgarme a perderla.

Es única, deliciosa, maravillosa.

La amo, me volvió completamente loco, es distinta a las demás.

Y tenemos una hija, producto de un rato de pasión, hace ya varios años.

Entramos a casa y una mucama se nos acercó.

Yo ya había prendido las luces, incluso la calefacción de la piscina, me quedé con unas ganas terribles de hacerle el amor allí.

-Señor... está prendida la calefacción de la piscina ¿La apago?

-No, te pido que nadie nos interrumpa, ni acá, ni donde estemos y mañana, cerca de las 11, quiero que esté disponible un desayuno para dos en el comedor, dejá preparado algo para meter en el horno y desde esa hora de la mañana vos y Mary, tienen el día libre, las espero el
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