Bruno se estaba divirtiendo por las ocurrencias de esa hermosa criatura.
-Ok, te mando la dirección, te espero para concretar lo que los dos queremos.
-Sí, sí.
Le contestó, estaba apurada, pero Bruno la tomó en sus brazos y la besó hasta dejarla sin aire.
-Vení ahora.
Gimió sobre su boca, su sangre estaba hirviendo y moría por estar con ella.
Dejó de besarla, porque ya no podía controlarse, ella estaba casi desnuda y él no podía con eso.
-No, voy a buscar mi ropa y te veo después.
-Te acompaño.
-No…estoy con mis padres y no puedo irme con un hombre, ellos son muy…son…evangelistas, sí, son muy rectos en sus creencias.
-¿No estabas con amigas?
-Sí, son parte de la iglesia, miembros muy… importantes de la colectividad, mejor compro dos licuados más y les digo que me perdí.
Sofía compró dos licuados y se alejó, dejando a Bruno parado, mirándola, apenas ella se dio unos pasos, él la siguió, pensando que en unos minutos iba a desenmascarar su mentira.
Mora estaba tomando sol,