Los padres de Mora tenían cierta reticencia a que ella viviera con Piero tan pronto, pero estaban contentos de que él se hiciera cargo de la paternidad y se notaba que amaba a su hija.
Camila estaba feliz de que finalmente se cumpliera su sueño, el que Mora sea su mamá, sabía que su madre había fallecido y le dolía mucho, pero ella sentía que Mora la cuidaría siempre, se lo demostró cuándo recibió la bala, poniéndose delante, para protegerla.
Era su verdadero ángel.
-¿Chiquita…querés que nos cambiemos de dormitorio?
Le preguntó Piero, después de pensarlo durante días.
-¿Te trae muchos recuerdos de ella esa habitación?
Le preguntó con voz temblorosa.
-No mi cielo, para nada, te pregunto por si vos te sentís incómoda, realmente a mí no me importa, solo quiero hacerte feliz.
-No lo había pensado.
-Recorramos las habitaciones y luego decidís.
Mora estaba de acuerdo, es verdad que no había pensado en eso, pero ahora se dio cuenta que le hacía cierto ruido ese tema.
-Si querés redecorar tod