Damon
La oscuridad se extiende a nuestro alrededor como una marea creciente, deslizándose sobre el suelo de piedra con una lentitud siniestra. Siento la presencia de la criatura en el aire — una sombra palpable que acaricia mi piel, un escalofrío helado en mi columna vertebral. Alina permanece cerca de mí, su aliento corto contra mi hombro.
— Damon… murmura.
Me giro hacia ella, mis manos encontrando su rostro. Sus ojos brillan en la oscuridad, una mezcla de plata y negro que parece danzar bajo la luz turbia de la Falla.
— Estoy aquí, Alina.
Sus labios se entreabren, pero antes de que pueda hablar, una ráfaga helada atraviesa el túnel. La sombra se condensa frente a nosotros, tomando lentamente forma. La criatura reaparece, su sonrisa fría estirando sus rasgos pálidos.
— ¿Creen que pueden huir de mí?
Me coloco inmediatamente frente a Alina, mis colmillos alargándose bajo la tensión.
— Voy a destruirte, perra.
Ella ríe suavemente, un sonido hueco y burlón.
— Oh, Damo