Ezra
La noche es oscura y opresiva. El aire es pesado, saturado del olor a sangre y miedo. Mis músculos están tensos mientras corro a través del bosque, con Alina acurrucada en mis brazos. Sus delgados brazos están envueltos alrededor de mi cuello, y su respiración entrecortada roza mi piel.
Detrás de nosotros, escucho las sombras moverse entre los árboles, deslizándose por el suelo con una fluidez sobrenatural. Los cazadores de sombra. Son rápidos. Y son muchos.
Damon está justo detrás de mí, su daga plateada brillando débilmente en la oscuridad. Se mueve con la agilidad de un felino, golpeando y cortando sin disminuir la velocidad. Pero estamos en desventaja numérica.
— ¡Ezra! ¡A la derecha! grita.
Me doy la vuelta justo a tiempo para ver una sombra abalanzarse sobre mí. Giro, protegiendo a Alina con mi cuerpo. Una ola de oscuridad surge instintivamente de mi palma, golpeando a la criatura de lleno.
Se descompone en un grito inhumano, su cuerpo disolviéndose en una bruma negra.
Alin