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Capítulo 28 – El precio de la sangre  

Alina  

Grito su nombre.  

— ¡Damon!  

Su cuerpo se desploma pesadamente sobre el suelo, su aliento cortado. La luz escarlata del círculo mágico aún pulsa bajo él, como un corazón enfermo a punto de ceder. Me apresuro hacia él, resbalando sobre la tierra húmeda, mis manos temblorosas posándose sobre su torso inmóvil. Su aliento es débil. Demasiado débil.  

— No... No, no, no...  

Coloco mis manos sobre su pecho, buscando desesperadamente una señal de vida. La neblina negra que se eleva a nuestro alrededor parece espesarse, cortándome la respiración. Cillian está a unos pasos, su rostro iluminado por una satisfacción glacial.  

— Oh, Alina... ¿No pensabas que sería tan fácil?  

Mi mirada se eleva hacia él, cargada de una rabia oscura.  

— ¡Eres un monstruo! ¿Qué le has hecho?!  

Se acerca lentamente, su paso silencioso resonando en la atmósfera pesada. Se agacha frente a mí, su mirada roja brillante de diversión.  

— ¿Lo que he hecho? Solo he reclamado lo que me pertenece. Damon firmó un pacto. Ofreció su alma a cambio de tu vida. Ahora... está pagando el precio.  

— ¡Mientes! Aprieto el puño, mis garras alargándose instintivamente por la rabia.  

— Cree lo que quieras. Eso no cambiará el hecho de que ya es mío.  

Siento la oscuridad de su aura deslizarse alrededor de mí como una serpiente lista para estrangularme. Damon emite un débil gemido, su mano buscando atrapar la mía.  

— Alina... Su voz es tan débil que me cuesta oírla.  

Mi corazón explota en mi pecho.  

— ¡Aguanta, Damon! ¡Te sacaré de aquí!  

Pero Cillian estalla en una risa.  

— Oh, no... No puedes hacer nada por él. Este vínculo, este pacto... está grabado en su alma. Si intentas romperlo, lo matarás.  

— No... Sacudo la cabeza. ¡Debe haber otra solución!  

— Hay una, por supuesto. Sonríe, sus colmillos brillando en la sombra. Entrégate a mí, Alina. Si aceptas pertenecerme, liberarás a Damon.  

Siento la trampa cerrarse sobre mí. Damon gime débilmente, y mi corazón casi se detiene al verlo tan vulnerable. Siempre ha sido tan fuerte, tan implacable. Pero ahora, está en el suelo, roto por este monstruo.  

— Alina... No hagas eso...  

Tomo su rostro entre mis manos, mis labios rozando su frente húmeda.  

— No te dejaré morir.  

— Alina... No...  

Me incorporo, la mirada ardiente de lágrimas y odio.  

— Si acepto... ¿Cumplirás tu palabra? le pregunto a Cillian, la voz temblorosa.  

— Por supuesto. Su sonrisa es carnicera. Soy un hombre de honor.  

Mi aliento se acelera. Todo mi cuerpo tiembla.  

— Está bien.  

— ¡No! La voz de Damon resuena violentamente en el aire. Se aferra a mi mano, sus ojos brillando de dolor y rabia. ¡Me niego a que te sacrifices por mí!  

— No tienes opción.  

Me aparto suavemente de él, a pesar de su abrazo desesperado.  

— ¡Alina! grita, pero ya estoy frente a Cillian.  

— Tómame. Libéralo.  

Cillian sonríe, pero antes de que pueda hacer el más mínimo gesto, Damon salta con una rapidez fulgurante. Su puño se hunde en el rostro de Cillian, enviándolo a estrellarse contra un árbol con un ruido sordo.  

— No lo tendrás.  

Damon tambalea, pero se mantiene firme. Su aliento es entrecortado, su mirada oscurecida por la rabia.  

Cillian se levanta lentamente, limpiando la sangre que cae de su labio con un gesto perezoso.  

— Interesante...  

Damon se coloca frente a mí, su espalda ancha cubriendo completamente mi vista.  

— Si quieres llevarte a alguien... entonces llévame a mí.  

— ¡Damon!  

— No, Alina. Echa un vistazo por encima de su hombro. Te prometí que te protegería. Incluso si eso me cuesta la vida.  

Sacudo la cabeza, aterrorizada.  

— ¡No, no, no! ¡Me niego!  

Cillian se ríe.  

— Qué noble... y trágico.  

Damon salta de nuevo hacia él, sus garras brillando a la luz de la luna. Pero esta vez, Cillian está preparado. Lo agarra del cuello en pleno vuelo, golpeándolo brutalmente contra el suelo.  

— Eres fuerte, Damon... Pero no lo suficiente.  

Grito, el miedo explotando en mis venas. Mi cuerpo comienza a temblar violentamente.  

Un calor ardiente se extiende en mi pecho. Algo antiguo, poderoso, se despierta en mí. Siento la magia pulsar bajo mi piel. Mi sangre comienza a vibrar.  

Cillian levanta la mano, listo para dar el golpe mortal a Damon.  

— ¡No!  

Una ola de luz explota a mi alrededor. Una fuerza bruta brota de mi cuerpo, lanzando a Cillian a través del claro. La neblina negra se evapora de inmediato.  

Damon tose, el aliento cortado. Me apresuro hacia él, levantándolo suavemente en mis brazos.  

— Damon... ¿Estás bien?  

Abre los ojos, su mirada oscura y brillante.  

— ¿Qué has hecho? murmura.  

Sacudo la cabeza, el aliento entrecortado.  

— No lo sé.  

Cillian se levanta a lo lejos, su mirada negra brillando de ira.  

— No ha terminado.  

Apreto a Damon contra mí.  

— Lo sé.  

Pero esta vez, estoy lista.

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