Alina
La noche aún está pesada con los ecos de la batalla. El olor de sangre, hierro y muerte impregna el aire, se adhiere a mi piel y a mi ropa. El silencio que siguió al carnicería es casi tan opresivo como la violencia que lo precedió.
Me encuentro en la cima de la colina, el viento helado azotando mi cabello. Damon está detrás de mí, una presencia sólida y reconfortante a pesar de las heridas que aún marcan su cuerpo. Su respiración es áspera, pero está de pie, vivo — y eso es lo único que importa.
— Volverán, murmuro, con la vista fija en el horizonte.
Damon se acerca, su calor irradiando contra mi espalda. Sus brazos poderosos me rodean, y posa su barbilla sobre mi cabeza.
— Lo sé.
Cierro los ojos un instante, saboreando la sensación de su cuerpo contra el mío. Pero incluso esta cercanía no es suficiente para calmar la tensión en mis músculos, ni la oscuridad que vibra bajo mi piel.
Ese poder… ese fuego oscuro que me permitió romper la barrera de Adrian… todavía está ahí, palpit