Alina
La noche parece interminable. El cielo es de un negro azabache, y el silencio solo se rompe por el murmullo del viento entre los árboles y el lejano sonido de un búho. Estoy acostada en la cama, la sábana enrollada alrededor de mi cuerpo desnudo, el calor de Damon aún impregnado en la tela.
Mi corazón late fuerte, irregularmente. Debería sentirme segura en sus brazos, pero el peso de la revelación de Raven pesa sobre mí como una piedra helada.
La descendiente de una sangre antigua. Una reina para algunos, una abominación para otros.
Deslizo mis dedos sobre mi muñeca, donde líneas oscuras apenas aparecen bajo mi piel. Ese poder… esa llama negra que surgió en mí cuando Adrian casi nos mata…
Una puerta chirría suavemente detrás de mí. Me incorporo, y Damon aparece en la sombra. Pecho desnudo, sus jeans cuelgan bajos en sus caderas, sus músculos esculpidos bañados por la tenue luz de la luna. Su cabello negro está desordenado, y sus ojos dorados brillan con una intensidad