Alina
El viento sopla violentamente a través del claro. Las ramas de los árboles crujen siniestramente sobre nuestras cabezas, proyectando sombras movientes sobre el suelo. Damon camina delante de mí, sus movimientos fluidos y silenciosos a pesar de la tensión que endurece su espalda.
Su mano aprieta la mía con una fuerza casi dolorosa, como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento. El encuentro con ese ser en la habitación nos dejó con más preguntas que respuestas. Magnus no era más que un peón. Algo antiguo, más oscuro, está a punto de despertar.
— Estamos cerca, murmura Damon deteniéndose en seco.
Me coloco a su lado, respirando con dificultad. Delante de nosotros, el claro se ensancha, revelando una estela de piedra masiva, antigua, cubierta de símbolos grabados profundamente en la roca. Espinas enredadas rodean la base, como si la naturaleza misma intentara ocultar este secreto.
— ¿Es aquí? pregunto.
Damon asiente lentamente.
— Aquí es donde encerraro