Ezra
El viento sopla violentamente en el claro, levantando las hojas muertas en una danza torbellino. Alina está a mi lado, su rostro iluminado por el resplandor blanquecino de la luna. Su cabello flota detrás de ella como una cascada de oscuridad, contrastando con la luz pura que aún pulsa al final de sus dedos.
Siento la magia residual crepitar en el aire. El círculo de los Ancianos está en silencio, pero el suelo parece vibrar bajo mis pies. Damon está a unos pasos, su mirada oscura fija en la niebla negra que se desvanece lentamente en la oscuridad.
— Regresará murmura Damon.
Aprieto la mandíbula, el sabor amargo del fracaso en la lengua. Caelan ha escapado. Sintió el poder de Alina, pero no fue destruido. Y regresará.
— Debemos encontrarlo antes de que sea demasiado tarde digo con voz ronca.
Damon asiente lentamente.
— No se esconderá por mucho tiempo. Sabe que ella está lista, ahora.
Me vuelvo hacia Alina. Sus ojos brillan con un destello de acero, su respiración