Damon
La noche es opresiva. El aire es pesado, saturado de electricidad. El silencio del bosque es engañoso; una amenaza sorda acecha en la oscuridad. Mi corazón late violentamente en mi pecho mientras avanzo, Alina justo detrás de mí.
— Damon… murmura ella.
Su voz temblorosa me atraviesa más seguro que una espada. Me vuelvo hacia ella, mis ojos encuentran su mirada perdida en la penumbra. Su mano aprieta la mía, sus dedos fríos y frágiles.
— Ya casi hemos llegado, digo suavemente.
— No es eso…
Frunzo el ceño. Ella jadea, una mano sobre su pecho, como si le costara respirar.
— ¿Alina?
La alcanzo justo cuando se tambalea. Sus piernas se desploman bajo ella, y la levanto en mis brazos. Su respiración es entrecortada, y una fina capa de sudor brilla en su frente.
— ¿Qué te pasa?
Sus labios tiemblan.
— Él está aquí…
Una ola helada recorre mi espalda.
Un susurro en el bosque. Una sombra oscura emerge entre los árboles, sus pasos lentos y medidos resonando sobre el suelo húmedo. El olor me