Alina
Sus ojos oscuros se fijan en mí, rompiendo mis defensas en un segundo. Se endereza, apoyándose en su codo.
— No te tocará más, Alina. Te lo prometo.
Bajo la mirada, turbada por la certeza en su voz.
— Dijo que era parte de ti. ¿Qué significa eso?
Damon se endereza por completo, su espalda desnuda tensándose bajo el peso de mis palabras. Se pasa una mano por el cabello, su rostro sombrío.
— Caelan y yo... estamos ligados.
— ¿Ligados?
Suspira, sus ojos oscureciéndose.
— Cuando era joven, incluso antes de entender lo que era, Caelan estaba ahí. Se deslizó en mi mente, en mis pensamientos. Al principio solo era una voz. Una sombra. Pero cuanto más crecía, más fuerza cobraba. Intentó hacerme caer del lado equivocado, obligarme a ser como él.
Me siento, la garganta apretada.
— Entonces, ¿por qué no lo mataste esa noche?
Su mirada se encuentra con la mía, un dolor crudo en sus ojos negros.
— Porque si él muere, una parte de mí también podría morir.
Mi corazó