Después de la explosión en el almacén, Roberto fue detenido, pero decidió colaborar con la policía para desenmascarar a los hombres que habían puesto la dinamita. "Eran unos sicarios que contraté para protegerme," dijo en el interrogatorio. "Pero no sabía que iban a hacer algo tan extremo. Quería hablar con Santiago, no matarlo."
Los policías investigaron y descubrieron que los sicarios trabajaban para un grupo de ex socios de Diego Mendoza — los mismos que habían financiado a Mateo y Nexus. Eran los últimos restos de la venganza que había empezado con Elena y Diego.
Un día después, Roberto pidió ver a Catalina, Santiago y Valeria. Estaban en la cárcel, en una sala de visitas. "Tengo que decirles algo más," dijo Roberto, mirando a Santiago. "Tu abuelo me dijo una cosa antes de morir. Algo que nunca he dicho a nadie."
"¿Qué?" preguntó Santiago.
"Que María no se fugó solo por amor," dijo Roberto. "Tu abuelo le dio dinero y le pidió que se fuera. Porque María estaba embarazada de mí — de