Después de tanto tiempo, por fin Seth y Ameline estaban juntos otra vez, y claro que ninguno de los dos pudo resistir el impulso de juntar sus bocas en un beso abrasador.
Ameline sintió cómo su sorpresa inicial se deshacía en una oleada de calor, sus brazos rodeando el cuello de Seth con una urgencia que traicionaba todo lo que había estado pensando los últimos días respecto a alejarse de él.
Sus manos, fuertes pero cuidadosas, se aferraron a su cintura, rodeando con cuidado el bulto de su vientre, pero con un toque posesivo que le envió un escalofrío por la columna.
"Dios, ¿por qué se siente tan bien?" pensó, su corazón latiendo con fuerza mientras se hundía en el beso, sus labios abriéndose para dejarlo entrar, el sabor de Seth abrumando sus sentidos como una droga.
Seth se adentró unos pasos y cerró la puerta de un puntapié sin romper el beso, el golpe seco resonando en la habitación silenciosa. La guio hacia atrás con pasos seguros, sus manos deslizándose por sus costados, los