La respiración de Ameline se aceleró al sentir como las manos de Seth comenzaban a descender por su cintura hasta llegar a sus muslos.
Quería reunir fuerzas para apartarlo, pero de pronto sus manos subieron, acariciando sus nalgas, para después desviarse al frente y llegar al interior de sus muslos, por debajo de su pijama y peligrosamente cerca de su ropa interior, quitándole toda la capacidad de pensar.
Seth empezó a deslizar los labios por la línea de su cuello, subiendo una mano por su vientre hasta llegar al centro de su pecho, en medio de sus senos, arrancándole un escalofrío.
—E-espera… Yo… N-no quiero esto… —murmuró sin fuerza, haciendo la cabeza hacia atrás, jadeando por su toque y su calor envolviéndola.
Lo escuchó gruñir por lo bajo.
—Te lo advierto, Ameline… si vuelves a decirme que no quieres, te soltaré, me iré, y ya no haremos nada esta noche, pero dime… ¿eso es realmente lo que quieres?
Ella se mordió el labio con fuerza.
—Como te odio…
—Oh, eso no sonó como una p