Ameline despertó con el sol filtrándose por las cortinas de su habitación y rápidamente se alistó pata el día.
Hoy sería un día importante.
Se puso un vestido azul claro que abrazaba suavemente su vientre de cinco meses. El aire fresco de la mañana traía un aroma a jazmín desde el jardín, pero su mente estaba inquieta, atrapada en la conversación con Seth del día anterior, su tono serio resonando como una advertencia que la había hecho dar muchas vueltas en la cama por el miedo, a la vez que sentía que Nataniel seguro también había sufrido algo de insomnio.
"Me aleg que no estés aquí, Kato..." penso triste.
Hoy tenía que llamarlo otra vez para pedirle permiso para reunirse con Prissy y sus amigas, y la sola idea le apretaba el pecho. Sentada en el borde de la cama, tomó el celular con manos temblorosas, respiró hondo y marcó su número, el tono de llamada acelerando su pulso.
—Ameline —respondió Seth, su voz sorprendentemente más suave, casi cálida, sin el filo cauteloso de ayer—.