Capítulo 27. Él es un buen chico
Aria sale de su cabaña y camina hacia la casa de su hermana. Elvira la recibe con una sonrisa amplia y le da un cálido abrazo.
—¡Qué bueno que viniste! —dice, tomándola de la mano—. Pasa, justo estaba por desayunar.
Aria entra, pero no se sienta de inmediato.
—¿No iremos a desayunar al salón? —pregunta, y mira a sus lados para ver si su esposo no está por allí.
Elvira frunce el ceño, sorprendida.
—¿Quieres ir a desayunar allí? —ríe, aunque con un dejo de curiosidad—. La última vez no la pasaste muy bien. No comiste casi nada.
—Solo estaba preguntando —responde Aria, encogiéndose de hombros—. Estoy empezando a entender cómo funciona esta comunidad, eso es todo.
—Bueno, la hora del desayuno terminó hace media hora allá. Ahora mismo ya están en una reunión de la comunidad —comenta Elvira, mientras sirve un poco de café en una taza y coloca unas tostadas en un plato.
—¿Reunión? —pregunta Aria, sentándose al fin.
—Sí. Se hacen cada tanto. Son para tratar cuestiones organizativas. Cómo mejo