Narrador
Sofía apareció minutos después, todavía jadeando por la carrera.
Se arrodilló frente a Isabella, quien estaba sentada en un banco de piedra, con el rostro hundido entre las manos, respirando entrecortadamente, Jhon le sostenía la espalda con suavidad, murmurándole palabras tranquilizadoras.
—Isa... —dijo Rocío, que venía llegando a su lado, con la voz temblorosa. Isabella levantó la mirada, y al verlas, sus ojos se llenaron de lágrimas.
Sofía le tomó las manos con fuerza, como si quisiera traspasarle algo más que consuelo, algo vital.
—¿Qué pasó? ¿Qué te hicieron? —preguntó con tono grave, pero suave, como si cada palabra le doliera.
—No lo sé… —susurró Isabella
—Pensé que el perfume bastaría… pero… cuando uno de ellos se acercó… fue como si mi cuerpo reaccionara sin mi permiso. No me miró, no me tocó… y aun así… algo dentro de mí… se estremeció.
Rocío intercambió una mirada cargada de alerta con Sofía.
Ambas se pusieron serias de inmediato.
—¿Uno de los trillizos? — p