Rocío fue la primera en llegar al jardín lateral, con los tacones en una mano y el vestido recogido en la otra. Al verla, James se apartó con respeto, dándole espacio.
Sofía apareció segundos después, todavía jadeando por la carrera. Se arrodilló frente a Isabella, quien estaba sentada en un banco de piedra, con el rostro hundido entre las manos, respirando entrecortadamente. Jhon le sostenía la espalda con suavidad, murmurándole palabras tranquilizadoras.
—Isa... —dijo Rocío, con la voz temblorosa.
Isabella levantó la mirada, y al verlas, sus ojos se llenaron de lágrimas. Sofía le tomó las manos con fuerza, como si quisiera traspasarle algo más que consuelo