Jason bajó lentamente por su clavícula, dejando un rastro de besos suaves mientras sus dedos recorrían la curva de su cintura. Lucas, aún detrás de ella, acariciaba sus brazos desnudos, delineando con las yemas de los dedos cada parte de su piel que encontraba, como si quisiera memorizarla con el tacto.
Sofía cerró los ojos, entregándose a la sensación. No había vergüenza, solo deseo… y amor. Ese amor profundo y abrumador que se había contenido por tanto tiempo. Su respiración se volvió más pesada cuando sintió las manos de Lucas deslizándose hacia sus caderas, mientras Jason besaba lentamente el centro de su pecho, con una ternura reverente.
—Eres hermosa, Sofía… —murmuró Jason, con