Advertencia
Este capítulo contiene escenas de sexo explícito y lenguaje inapropiado. Se recomienda discreción. Solo para lectores adultos (+18).
Punto de vista de Max
La habitación aún olía a sexo y piel. El aire estaba cargado de deseo… pero también de algo más profundo, más íntimo, algo que no se podía explicar con palabras. Rocío descansaba sobre mi pecho, dibujando figuras invisibles con la yema de sus dedos, mientras yo deslizaba mi mano lentamente por su espalda desnuda.
—¿Te duele? —pregunté en voz baja, con preocupación.
Ella alzó la mirada. Sus mejillas seguían sonrojadas, y una sonrisa suave curvó sus labios.
—Un poco...
Sentí un nudo en el pecho. La estreché con más fuerza y besé su frente con ternura.
Se apoyó sobre un codo y comenzó a besarme de nuevo, esta vez con más intención, más seguridad. Sus labios, dulces al principio, se volvieron audaces, exploradores. Sus manos recorrieron mi torso y descendieron con timidez, hasta sorprenderme por completo.
Gemí en su boca, y