—He tomado una decisión.
—¿Ya decidiste que tú rama de la medicina es la urología?
—Asco, jamás. —Se quejo Eiden, su rostro se mostraba tan fresco cómo podría estar el de cualquier persona presente en el comedor. —Decidi que estoy cansado de la rutina.
—¿Y que harás respecto a eso? —Cuestiono Amélie, llevando su comida a la boca mientras yo solo escuchaba todo de fondo, como si fuera una mera sombra de ambos.
—Mi decisión es la solución.
—¿Y cual es tu decisión?
—A partir de hoy comeremos siempre en la calle. —Esas palabras ocasionaron un silencio entre nosotros que solo lograba ser perturbado por las conversaciones de nuestro entorno, Además de una expresión de incredulidad en el rostro de Amélie.
—Yo no tengo dinero para tal hazaña.
—¡No puede ser Amelie, no vas a comenzar!
—¡¿Y que quieres que haga?! —Se quejo la pelirroja. —¡Si no tengo dinero, no tengo!
—¡Tú no tendrás! ¡Pero tu novio sí! —Y Eidan era poseedor de bastante razón al mencionar esas palabras.
Después de