La adrenalina había desaparecido, reemplazada por un profundo agotamiento que, paradójicamente, se sentía como un gran alivio.

El sol de la mañana se filtraba suavemente por las persianas del penthouse en Miami, un lugar que Damon había tenido oculto del papeleo legal para esconderse cuando fuera necesario.

Ni Damon o Harper hicieron el menor esfuerzo por levantarse, Cole había sido neutralizado, Leoni estaba bajo custodia policial e incomunicado, y Axa, aunque libre, estaba acorralada legalmente.

Por primera vez, tenían un día entero que no estaba dictado por la fuga o la vendetta.

Harper despertó acurrucada contra el pecho de Damon.

No llevaban puestas las alarmas de seguridad, no había ruido en el comunicador, solo el suave latido del corazón de Damon bajo su oreja. Ella levantó la vista, encontrando sus ojos abiertos y llenos de una ternura que rara vez se permi