Egan respiró lentamente, su rostro se endureció y su mandíbula se tensó. Él se apartó del contacto de Katya, con la intención de poder mirarla de frente en el asiento. – Yo atendería a su nieta, a cambio de que él me diera información.
Egan parpadeó, confundido. – ¿Él te iba a dar información a ti? –Katya asintió–. ¿Qué clase de información?
Katya suspiró.
– Le iba a hacer un par de preguntas sobre la historia del negocio, preguntas que iban a hacerte un bien al final, pero nunca se concretó porque apareciste cuando le iba a decir lo que él tenía que averiguar para mí –Katya se sintió traicionada al recordar eso. Estuvo a nada de saber quién era el segundo sospechoso de la muerte de la madre de Egan, y ella no había podido descubrirlo–. Él me iba a decir quién mató a tu madre.
Las cejas de Egan se dispararon hacia arriba.
– Katya, no seas tonta, mi amor. Fue él –Egan estaba completamente serio, pero sus ojos tenían un ligero sentimiento de calidez al ver que a Katya intentando ayudarl