La vida de Katya era completamente normal hasta aquella noche. De 21 años y proveniente de una cálida familia adoptiva, Katya está recién graduada de la universidad de medicina, había estado buscando un empleo en el hospital local de su ciudad. Sin mucho éxito laboral, decidió aceptar un trabajo independiente una medianoche lluviosa. Lo que no sabía es que el hombre guapo y casi al borde de la muerte que salvó, era el jefe de una mafia italiana altamente buscada. Egan Caruso. Al reconocerlo, creyó que debía llamar a la policía, buscar ayuda quizás. Pero cuando Elián descubrió sus planes de delatarlo, decidió secuestrarla y llevarse a Katya con él. Tras muchos contratiempos y desacuerdos de su decisión por parte del resto del equipo, Egan comenzó a sentir cosas por Katya, pero gracias a su frialdad inculcada desde chico, no sabía demostrarlo con claridad. Por otro lado, Katya, entumecida por el miedo, buscó cualquier forma que pudiese escapar de su sexi secuestrador. Sin percatarse de que poco a poco sus sentimientos hacia Egan iban cambiando y su deseo de escapar, se esfumaba. Su relación, llena de deseo y mucha pasión, se vuelve cada vez más profunda gracias a situaciones de la vida que los ha hecho iguales en algunos puntos. Pero un gran secreto amenaza prontamente su tensa relación; un secreto que podría derrumbar hasta los cimientos la vida de Katya y la de Egan: la aparición de la verdadera familia de Katya y el motivo oculto del tío de Egan. ¿Podrá el amor superar la rivalidad de dos ambiciosas y frías mafias enfrentadas?
Ler maisEgan tenía apenas seis años cuando descubrió la sangre. Quizás alguna vez vio a alguien cortarse ligeramente con un cuchillo mientras picaba vegetales o alguna herida en su rodilla. Pero nunca nada comparado con aquel día que él cumplió seis años.
Pese a que su familia no era mucho de celebrar, su madre horneó ese día un pastel. El padre de Egan estaba como de costumbre encerrado en su oficina, hablando por teléfono y contando enormes fajas de billetes. La madre de Egan estaba ese día acompañándolo, igual que el tío Elian, pero era costumbre verlo rondar la casa, con un vaso de licor y un cigarrillo.
En la seguridad de la enorme y confinada sala de su casa, Egan saltó en el sofá y gritó de emoción al ver como su madre entraba con el pastel de seis velas. Ella comenzó a cantar una hermosa melodia que repetía una y otra vez "feliz cumpleaños", y Egan sintió que la emoción le hacía cosquillas en el estómago.
La madre de Egan se arrodilló en el suelo al tiempo que él saltaba del sofá y se quedaba de pie, preparado para soplar las velas. Su madre terminó de cantar y el tío de Egan aplaudió a la espera de que él soplara las velas. Un par de amas de llaves de la mansión también se habían detenido a mirar el espectáculo.
Egan sintió la felicidad instalarse en su pecho: era tibia y le provocaban lágrimas. Miró también la belleza en el rostro de su madre: sus ojos miel, la ubicación de cada peca, su cabello rubio. Todo en ella era más que perfecto.
Tomando aire en sus pulmones, Egan se preparó para soplar las velas de su pastel. Pero la ráfaga que apagó las velas no provino de Egan, sino de tres balas que salieron del tipo armado y cuyo rostro estaba cubierto con un pasamontaña. La madre de Egan fue la única en caer, la sangre bañó toda la alfombra y salpicó por el cuerpo de Egan. El disparo había sido certero y limpio hacia la cabeza, los sesos y el líquido viscoso que estaba en lugar del hermoso rostro de su madre era lo único que Egan podía mirar.
Antes de que hubiese otro accidente, el tío de Egan lo tomó en brazos y lo sacó con enorme rapidez de la escena, mientas que dejaba a los guardias de su padre encargarse del enmascarado. Pero incluso con todo los años que transcurrieron después de eso, Egan siguió viendo el rostro destrozado de su madre cada vez que cerraba los ojos.
Despertó otra mañana más, bañado en un sudor frío, con un grito silencioso atorado en su garganta. Cuando recordó que todo era un simple sueño, tomó aire y se levantó lo más rápido que pudo.
Por eso odiaba dormir, ¿hasta cuándo tendría que recordarse no hacerlo por más de noventa minutos seguidos? En su defensa, ese día estaba cumpliendo 21 años de fallecida su madre. Aquello le provocaba una sensación de malestar en todo el cuerpo. Sin embargo se sacudió las emociones de encima y buscó algo de ropa que ponerse. La debilidad estaba solo permitida dentro de la puerta de su habitación. Fuera de ella, donde todo el mundo lo observaba, él no tenía derecho a sentir absolutamente nada.
Cuando Egan se puso su traje verde oscuro y salió de su habitación, su caporegime estaba esperándolo en su puerta.
– Dime que es lo que quieres ahora, Argus –escupió con desdén–. Te he dado dinero para armas nuevas, les di un fin de semana a tus hombres para que fuesen a ver a sus prostitutas baratas y te dejé robarte todas las joyas de Bronte antes de matarlo. Dime, por favor –rogó Egan con fingida súplica mientras bajaba las escaleras en forma de caracol hasta el primer piso–, qué quieres ahora. Tienes tres segundos o te corto la lengua yo mismo.
Argus, un borracho y amigo de la infancia de Egan, era el líder de los hombres encargados del trabajo sucio. También era un desangrón que le gustaba acabar con el dinero amasado por la mafia incluso antes de tenerlo.
– Buenos días también para ti, Egan –murmuró Argus–. Realmente no vengo a pedirte dinero...
– Más te valía. –Replicó Egan mientras entraba a la cocina y ni siquiera le dirigía una mirada a la cocinera cabizbaja que estaba terminando de poner la mesa.
– ...Realmente venía a decirte que el avión para partir a Sacra Corona está listo y lo puedes abordar en cualquier momento. Ya mis hombres están esperándote.
Egan miró de reojo con cinismo a Argus.
– Pueden esperar un poco más –Argus arrugó su ceño ante aquella respuesta–. ¿Dónde está mi consigliere? No iré a ningún lado hasta hablar con él.
Egan, quien aunque tenía un enorme plato con comida frente a él, simplemente tomó la taza de café dispuesta a un lado de él y tomó un largo trago. Le quemó la garganta a su paso, incluso la cocinera jadeó de asombro, pero Egan la ignoró como siempre y leyó las noticias en el periódico matutino que también estaba esperándolo en la mesa de vidrio.
Argus se mofó antes de sentarse en una silla junto a Egan y, arrebatándole el plato de huevos revueltos, se comió casi la mitad de un solo bocado. Egan simplemente lo asesinó con la mirada porque, sinceramente, no cargaba nada punzante encima en ese momento.
– Ya que esperaremos, desayunaré un poco.
– No creo. –Con gran rapidez, Egan tomó el plato de las manos de Argus y lo tiró en el fregadero con todo y comida. Algo sonó a roto al hacerlo, pero Egan si lo notó, no le prestó mucha atención–. Nos vamos ya mismo. Nos encontraremos con mi tío en el camino.
Al llegar al avión, Egan se subió en él sin prestarle demasiada atención a la azafatas que le lanzaban miradas curiosas ni a los guardias de su tío que lo miraban completamente serios debajo de sus capuchas y cubre bocas. Egan ni siquiera se molestó en quitarse sus lentes de sol una vez estuvo dentro del avión y rechazó sin decir ninguna palabra un plato con botanas que le estaba ofreciendo una linda mujer vestida ridículamente. Sin embargo, Egan no desperdició la oportunidad de aceptar el vaso con whisky escocés de las bebidas de su tío que le ofreció una joven afazata.
Una vez estuvo sentado en su asiento y el avión despegó, su canoso y pálido tío, Elian, le sonrió con orgullo desde el otro lado de la mesa que compartían.
– Macallan –anunció su tío–, de 64 años de añejo.
Egan estaba impresionado por aquello, pero sin mucho esfuerzo logró lucir indiferente y encogerse de hombros mientras se bebía el resto del contenido de su vaso.
– Con un poco de suerte, la misma edad a la que llegarás cuando mueras de cáncer de pulmón –su tío bufó e, ignorando por completo el comentario de su sobrino, le sirvió más del líquido de la hermosa botella a Egan–. Sé que tienes la información, quiero que me digas todo.
Egan se inclinó sobre la mesa y su traje se tensó en la zona de los hombros y la espalda. Elian simplemente sonrió ante la prisa de Egan.
– Macallan –repitió Elian con una sonrisa de duende tramposo–, ruso de nacimiento pero actualmente residenciado en Italia, Sacra Corona. Es conocido como "el cobarde" porque dicen que siempre contrata a sicarios, no importa cuán caro le salga, para hacer el trabajo que él no se atreve a hacer. Las historias de los bajos mundos dicen que él nunca ha tocado una pistola. Se especula que desde el inicio de los tiempos, él odiaba a tu padre y a tu madre por motivos personales. Yo no creo esa basura, pero siempre en todas las mentiras hay algo de verdad.
Egan levantó una ceja y arrugó su inexpresivo rostro.
– ¿Y dices que él mató a mi madre por motivos personales?
La recepción de la boda fue hermosa, con un atardecer de fondo que hizo que el vestido de Katya brillara y el esmoquin rojo de Egan deslumbrara junto al de ella. En medio de la boda, cuando el padre solicitó los anillos, Egan se tensó al recordar que él no los tenía. Katya inmediatamente creyó que entraría en crisis. Pero él le sonrió, sabiendo que solo era otra más de sus travesuras, pues un momento después Alyssa caminó de la mano de su abuelo hasta el altar con dos anillos de oro en una cajita.Ella le entregó los anillos a su madre y después se fue a sentar junto a los demás en las sillas. El resto de la boda ocurrió sin contra tiempo. Las personas aplaudieron junto al gran beso definitivo, el primer beso como esposos de verdad; Egan y Katya bailaron su primera canción como esposo de verdad; partieron juntos un pedazo de pastel, el cual Katya le embarró a Egan en el rostro y el traje, disfrutando de aquella pequeña trivialidad como esposos de verdad.Katya pudo presentarle finalme
Tomó un año entero para que Katya y Egan volvieran al poder. La mafia Caruso había caído brevemente cuando Elian murió; el rumor de que Egan realmente no era un Caruso había corrido durante un par de días. No muchos llegaron a enterarse, y los pocos que lo hicieron, Katya y Egan les cortaron la lengua para que no pudieran hablar.Y no era una metáfora, pues literalmente aplicaron en ellos el plan de exilio por traición que Egan y Artem habían organizado. Ante el terror de este castigo, muchos hombres y otros trabajadores que antes servían fielmente a Egan, decidieron continuar trabajando para él, fuese o no un Caruso. Todos juraron guardar el secreto, y los que no pues tuvieron un destino un poco peor que Elian.Cuando todo eso estuvo en orden, Katya volvió a retomar su maternidad y Artem se añadió a su vida como un delgado hombro del cual poder reclinar su cabeza de vez en cuando. Él la apoyó como un padre realmente lo haría, como si ellos no se estuviesen conociendo apenas. Egan val
Él simplemente no golpeó a Elian, no lo abofeteó, ni le disparó ni tan siquiera lo miró. Egan simplemente colapsó sobre si mismo y rompió todo lo que encontró en su camino.Volteó el escritorio, destruyó los libros de los estantes, viejos portarretratos de personas sin nombres terminaron rotos en el suelo y rompió cada cosa que arrastraba su camino. El suelo terminó en desastre, mientras que Katya simplemente quedaba atónita ante su reacción. Él era violento por naturaleza, nunca con ella, pero sí contra los demás. Pero en ese momento, Katya temió que él estuviese en un punto de sufrimiento tan grande que terminara haciéndose daño a sí mismo.Egan simplemente gritó y gritó hasta que su garganta se secó, su alma dejó de batallar y su cuerpo perdió todo gramo de fuerza. Él seguía teniendo la pistola en sus manos, pero cuando un sollozo salió de su pecho, él cubrió su boca con ella para que nadie lo oyera.Aquello fue la señal de Katya para acercarse finalmente. Ella arrebató de primero
– Ella era inocente –Elian lloró–. Ella veía todas las cosas que hacía e intentaba hacerme entrar en razón de que estaban mal. Ella vio cuando hice tu prueba de sangre –Elian estaba mirando a Katya–, y me dijo que no valdría la pena pero no le hice caso. Ella veía la forma en que siempre le repetía a Egan que la muerte de su madre fue causada por Artem, y aunque no conocía nada sobre el tema, siempre me pedía que dejara de decírtelo porque Sylvana sabía que a Egan le dolía aun cuando hablaba de Alyssa.Egan tragó en grueso sus lágrimas. Era su prima, su molesta prima menor que siempre lo estaba persiguiendo. Esa pequeña niña que siempre acaparaba la atención de Argus cuando eran jóvenes porque a ella le gustaba demasiado el hombre. Pero Egan nunca la amó, hasta que realmente se dio cuenta de lo mucho que ella aportó en su vida.» Cuando vio que te secuestré –continuó Elian, con su mirada fija en Katya–, ella me armó un berrinche, pidiéndome que te soltara antes de que Egan se diera cu
– Ivan. –Katya quería creer en él, volver a tenerle confianza. Pero era doloroso aún recordar la forma en que él sin tanto remordimiento la había vendido a Elian, había ayudado que secuestraran a su hija e, incluso, había estado dispuesto a hacer un veneno que asesinara a Katya mientras ella seguía embarazada.– Artem me vigilará –insistió Ivan, sus ojos honestos que aún hacían que Katya creyera que era el mismo chico con el que ella compartió clases en la universidad–. Cuido de Alyssa unos minutos y después te la entrego sana y salva. Incluso podría dormirla, si deja de estar inquieta unos minutos.Katya miró a su padre, quien le devolvía una mirada curiosa, como si él deseara saber qué haría o respondería Katya. Pero ella solamente deseaba que Artem le dijera qué hacer. Pero era cierto, nadie más aparte de ella misma podría decidir sobre aquella propuesta.Con un suspiro pesado y mucho temor en su palpitante pecho, Katya miró a Alyssa y luego a Ivan.– Llévate, y dale un chequeo, po
Katya miró a su hija con adoración y reverencia. Estaba pálida, delgada y llena de lágrimas secas. Sus mejillas llenas de pecas estaban enrojecidas, con los dedos de Elian marcados por cada vez que la intentaba acallar con su propia mano. Katya sintió sus últimas lágrimas caer y empapar la piel de Alyssa, quien estaba mirando con desorientación a su madre.Egan llegó por detrás de Katya y miró a Alyssa también, asegurándose que estaba completa y bien. Pero su rostro se oscureció cuando levantó su mirada hacia Elian, quien se recuperaba con lentitud del suelo.– Terminen con ellos, a Elian me lo dejan a mí. –Fue la única señal que murmuró Egan para que sus hombres atacaran a los guardias de Elian. Una corta pelea cuerpo a cuerpo se llevó a cabo mientras que los soldados de Artem intentaban dominar a los de Elian. No hubo ningún otro cadáver en el suelo, y Katya agradeció eso para que Alyssa pudiera calmarse un poco y dejar su estrés.Katya limpió un poco el rostro sucio de Alyssa con l
Último capítulo