- ¿Crees que fui tras ella?
- Dudo que no haya ido... Fui testigo con mis propios ojos de muchas cosas que no me gustarían. – Aparté el plato, intentando no ser brusco.
- ¡Sucedió, carajo! No hay vuelta atrás. – Me miró, tratando de justificarse.
- No digas malas palabras delante de Siena. Disculparse.
Todos miraron en dirección a Catriel, curiosos por su actitud.
- Su Alteza, él es el rey. – Richard no pudo quedarse callado.
- Y el hecho de que sea rey no le da permiso para maldecir en la mesa. – insistí, esperando su reacción.
Catriel suspiró:
- Cariño, el tío se portó mal. Dije una mala palabra. ¡Pero prometo no volver a hacerlo! – Hizo una señal con sus dos dedos índices, formando una X y besándolos.
Siena, a su vez, sonrió haciendo el mismo gesto. Sin duda era algo que ambos conocían, a juzgar por sus caras, de complicidad.
La niña puso sus ojos oscuros en mí y sonreí, complacida de que Catriel se hubiera disculpado .
- ¡Todavía no puedo entender qué quiere esta mujer! – la reina