El corazón del guardaespaldas: 36. Iba a recuperarla

Casi cuatro semanas habían transcurrido desde que fue a buscarlo y hace dos se había instalado en una pequeña casa en las afueras de Berna, donde la soledad y el silencio eran su única compañía, y fuera de sentirse deprimida, estaba motivada.

Pero no iba a mentirse, la primera semana fue dura y por demás complicada. Se dormía y despertaba con el corazón vacío, apabullado, evocándolo en cada cosa que hacía, hasta que decidió que no podía seguir así, y entonces se levantó, fue a su primera clase de arte y pintura y recordó lo mucho que eso alimentaba su espíritu.

Por la tarde, compraba un café de una pastelería cercana al edificio donde tomaba sus clases y regresaba a casa después de recorrer la ciudad.

Para la segunda semana, su corazón todavía tenía mucho por sanar, y aunque sabía que eso no iba a suceder de la noche a mañana, era paciente consigo misma. El lunes de esa misma semana comenzó a ir a terapia, que pese a no ser un proceso fácil, se sentía muy motivada.

Era mediados de dic
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