El corazón del guardaespaldas: 30. Horror
A través de su oscura mirada, recuerdos de hace un año vinieron a su mente; ansiedad y miedo; terror y súplica. Todo aquello arremolinándose en su interior, cortándole repentinamente el aliento.
— ¿Q-Qué haces aquí? — preguntó, intentando de cualquier forma no mostrar el increíble horror y asco que le causaba su presencia allí.
Renzo sonrió al tiempo que cerraba la puerta detrás de sí y ella retrocedía un par de pasos, angustiada.
— Ha sido difícil encontrarte sola — le dijo él — siempre andas con tu perro guardián. Aunque te digo, eso de foll4rte a tu guardaespaldas es un poco… bajo — torció el gesto y chasqueó la lengua.
Ella pasó saliva y lo miró con rabia.
— Es el guardaespaldas de mi hermano, no mío — le aclaró — además, no es tu problema lo que hago con mi vida.
El muchacho soltó una pequeña risita y avanzó el mismo paso que ella se encargó de volver a retroceder.
— Veo que no lo sabes.
Ara arrugó la frente, no comprendía a que se refería.
— ¿Saber qué?
— Que tu guardaespaldas,