Cap. 38 Después, parte final
Rowena yacía en una cama del hospital, su estado era estable; sin embargo, no habían podido salvar al bebe que llevaba en el vientre.
Anabel corrió con suerte, el sedante no causó problemas en el bebe y la oportuna ayuda de Antón impidieron su muerte, pero ante lo sucedido el impacto era tremendo. Estuvo a punto de morir a manos de su propia abuela. Su hermano estaba golpeado, pero vivo.
Bertino daba vueltas por la sala de espera, su padre lo observaba bastante consternado, habían contenido la ira de los Alfas.
A Bertino le importaba poco todo aquello, era la reacción de Rowena ante la pérdida. La joven sufriría y mucho.
Una enfermera le avisó que la joven había despertado y él fue a verla. Rowena estaba golpeada y adolorida. El joven se le acercó.
—¿Cómo te sientes?
—Mal… ¿Qué fue lo que pasó?
—Muchas cosas. Le pediré a la enfermera que te dé un sedante fuerte.
—No quiero sedantes, no quiero dormir —sollozó—, tengo pesadillas…
—Calma —la abrazó.
—Boris murió, ¿verdad?
—No, él está bie