Cap. 36 Luna Sangrienta, parte 1
Enrietta recordaba cuando parte de la mansión ardió en llamas y ella, golpeada y llena de sangre, contemplaba su obra y escuchó una voz.
—Enrietta… Enrietta.
Miró a la luna, esta le hablaba y ella respondió.
—Madre…
—¿Qué has hecho, Enrietta?
—Solo… Me vengué mi decepción.
—Enrietta mataste a dos enamorados, dos seres destinados.
—¡Yo lo amaba!
—Él no era tu amor, nunca lo fue, solo fue tu pasión.
—¡Yo lo amaba, diosa! ¡Él me dejó!
—Por cuanto has hecho de matar a dos amantes de forma cruel, te maldigo y maldigo a los Alfas. No encontrarán su luna hasta que alguien rompa la maldición y te condene por tus actos.
El brillo de la una se hizo más oscuro para ella y la policía entró en la mansión.
Se cogió preocupada las sienes.
—Eso no fue real.
Maquinaba su nuevo gran plan, tenía el libro del doctor Muerte entre sus manos y leía atenta unas especificaciones que él daba de uno de sus crímenes y sonreía complacida, debía deshacerse de cada obstáculo que se interpusiera en su camino.
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Bor