Mundo ficciónIniciar sesiónDespués de aquel fétido sueño, sintió calor a su lado, seguido de una pelusa, al abrir los ojos con la preocupación de no ver la luz, noto aparte de la calidez inicial: pelaje de lobo blanco.
Se levantó con cuidado, observando al lobo qué dormía pacíficamente en su cama, con las patas estiradas hacia la almohada y su cabeza reposando sobre sus patas.
No tenía sangre, cadenas, o aquella herida infectada que tiempo atrás la había asustado.
Estaba en perfectas condiciones, de hecho, las mejores.
—Su majestad, ¿está despierta? —preguntó una de sus damas tras tocar la puerta, al no tener respuesta siguió insistiendo —¿Su majestad?
Lo constantes golpes despertaron al lobo, quien se estiro en la cama diciendo maldiciones.
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