Después de un par de horas buscando a Michael por toda la ciudad, Noel empezaba a desesperarse. Habían revisado el apartamento, la casa de descanso, incluso el edificio del comando estatal pensando que tal vez se presentaría a reintegrarse… pero nada. Ahora, de vuelta en la mansión Drucker, Noel caminaba de un lado a otro con pasos pesados, como un animal acorralado.
- ¡Ahhh! - gritó, golpeando la mesa del salón con el puño, dejando escapar frustración y rabia.
El eco del grito retumbó en el salón principal, carmen y sofía lo observaron, sobresaltadas, aunque ambas enderezaron la postura para mantener la compostura digna de la familia.
- ¿Cómo es posible que mi hermano no aparezca? Han pasado dos horas - reclamó Noel a su asistente, quien se encontraba a unos pasos, nervioso, mirando a Sofía en busca de apoyo.
Ella entendió la mirada y avanzó con suavidad. Colocó sus manos en los hombros de Noel, masajeándolos con delicadeza.
- Amor… respira - susurró con un tono dulce - Pensemos con