El nuevo Ceo.
Después de la conversación con su familia, Michael quedó alterado; las palabras sobre matrimonio, responsabilidades y expectativas se le quedaron grabadas en la mente como un eco persistente. Aun así, respiró profundo y retomó la compostura. No podía permitirse un solo segundo de debilidad, no frente a su familia, y mucho menos frente a los directivos de la empresa. Ajustó el cuello de su chaqueta, enderezó la espalda y caminó hacia la sala de reuniones del Grupo Drucker.
Cuando abrió la puerta, las conversaciones se detuvieron. Todas las miradas se centraron en él: algunas llenas de sorpresa, otras de curiosidad, otras simplemente confundidas. Michael avanzó con paso firme hacia el asiento vacío junto a su abuelo. Su presencia era imponente; su porte militar, esa postura rígida y la fría neutralidad de su rostro intimidaban incluso a quienes lo habían visto crecer.
- Buenos días a todos - saludó con voz neutra - . Espero que se encuentren bien.
Un murmullo de respuestas se escuchó ca