El despertar de la bella durmiente
Capitulo 10
Ella es tan solo un pequeño ángel.Señorita Daria, señorita ¿Me escucha? ¡Ah!, m****a que duele...
-Agustín, ya viene la ambulancia. Deja de moverte y quédate con ella.
-Entendido-el dolor de la espalda se intensifica, pero decido preocuparme por ella, comienzo a revisarla y ver su estado para cuando llegue la ambulancia y de un momento sus signos vitales se disparan-Tranquila, señorita ya está con nosotros y le prometo que la sacaremos con bien de aquí. Fue lo que se me ocurrió decir en ese momento y tomé su mano, tenía que convencerla de que todo estaría mejor. -Lamas... ¡Lamas! Cuando desperté en la cama del hospital lo único que escuchaba eran los gritos de la jefa a no sé quién. -No hay justificación alguna para que Agustín esté tirado en esa cama, se suponía que tus hombres tenían todo fríamente calculado-y ya sé con quién está hablando, pobre hombre. -Blue, lo siento, se nos salió de las manos, no contábamos con que esa mujer tuviera un bisturí escondido. -¡Señor! Ustedes son agentes, mis chicos son guardaespaldas. -Pero él quiso estar en el operativo. -Y agradécele a él y a mi hijo todo lo que encontraste si no fuera por ellos seguirías buscando una aguja en un pajar y no la gran mente tras la captura del asesino serial, pendejo- definitivamente mi jefa estaba furiosa. -Jefa... -Agustín, hola cariño ¿Cómo te sientes? -Me duele un poco la espalda, pero de lo demás bien ¿Cómo está ella? -Val te colocó seis puntos, no fue tan grave, pero perdiste sangre y te desmayaste- dice acercándose a mí. -¡Qué vergüenza, jefa!- cubro mi cara para que no me note y aprovecho de limpiar las lágrimas que me habían salido no quería verme vulnerable frente a ella-, pero no ha respondido a mi pregunta. -Chico listo, tranquilo, la hermana de Vannah está en cuidados intensivos, pero tú no te preocupes ya sabes que la están cuidando bien. La jefa era como la abeja reina de la colmena, ella mandaba, ordenaba y coordinaba todo. Es genial verla trabajando, no solo en tribunales, sino que en cualquier operativo en el que ella esté involucrada, pero verla en este lado vulnerable y por mí es extraño. Después de mi secuestro, las cosas en casa fueron totalmente distintas, mis padres en un principio fueron sobre protectores y hasta más melosos que cuando era más pequeño. Pero todo eso duró hasta que llegamos a Alemania, no pasó ni un mes de nuestra llegada y ellos volvieron a ser los mismos de siempre, fríos y calculadores, mientras yo entré a un internado. Por eso las demostraciones de afecto de parte de ella o de cualquier integrante de la familia Scott aún me costaba asimilarlas. -¿Estás seguro que te sientes bien? ¡Agustín! -Auch, jefa. Eso dolió. -Mamá, déjalo tranquilo. Hola agente Miles. -Val... -Cariño, necesitaba saber qué le pasaba, es que se quedó mirando a la nada. -Tranquila, son los efectos de los calmantes- Val se acercó a nosotros y comenzó a auscultarme- sigue la luz, perfecto. Ahora, cuantos dedos ves. -¡Val!-su risa logró contagiarme y ella dejó de mostrarme el dedo del medio y se giró a hablar con la jefa- Auch, esto de verdad que duele. -La herida no es tan grande pero si fue profunda y lastimó tus músculos, por eso estarás con dolor por un tiempo, así que mantendré los calmantes por unos días. Estará bien, mamá. Reacciona bien a los estímulos - me mira y guiña un ojo- y ya despertó ¿Qué más quieres? -¿Qué mas voy a querer? ¡¿Qué más voy a querer?! ¡Pues claro que quiero algo, que deje de ponerse en peligro! -Difícil con la profesión que escogió, mami, pero ya deja de incomodarlo y sigue regañando al agente Miles por su descuido. -Gracias, Val por lo que me toca- le dice en tono sarcástico el agente Miles y ella nuevamente se ríe. -Pues si tuviera mejores agentes no pasaría por eso o si estos niños que tenemos nosotros no se creyeran super héroes no pasaríamos estos sustos. -Val, ¿La señorita Vannah? -Ella está más que bien, hemos bajado su medicación y esperamos que pronto despierte y si quieres preguntarme por el bebé, también está bien. -Es un alivio, por fin van a poder estar juntas. -Y todo gracias a ti, Agustín.