POR CLARA SANTILLÁN
Lo que pudo pasar y no fue...
El día de hoy, estaba en la consulta de mi traumatólogo, sólo habían pasado unas semanas de mi accidente y gracias a toda la ayuda que recibí, podía decir que estaba viva, algo que al ver la cara del doctor Rubens, me hizo replantear si había sido lo mejor.
Al final, lo que pasó fue que intenté esquivar a un camión que no redujo la velocidad, en la intersección para entrar la autopista y yo atiné a mover el volante, pero perdí el control de mi auto y desperté aquí. Por suerte no hubo más heridos o algún fallecido, solo yo que casi perdí mi brazo pues quedó atrapado entre los fierros retorcidos.
Cuando desperté a la primera que vi fue a mi madre, ella estaba llorando junto a mi cama y golpeándose el pecho, de verdad que pensé que estaba muerta y que ella lloraba sobre mi cadáver, hasta que las manos de mi mejor amiga tocaron mi cabeza y la vi sonreír.
-Por fin despertaste, mi colibrí.
-Ro...
-No hables, iré por los chicos.
Desde ahí, ha