Narrador
La llamada entró cuando Isabella estaba revisando por tercera vez la lista de invitados. No necesitaba hacerlo. La lista llevaba semanas cerrada, pulida, revisada por asistentes, secretarios y asesores de imagen. Pero Isabela no confiaba en nadie cuando se trataba de los detalles que definían su vida. Mucho menos aquel día.
Miró el nombre en la pantalla del teléfono y apretó los labios.
Thomas.
Lo dejó sonar dos veces más antes de responder, no porque dudara, sino porque quería que él sintiera, aunque fuera por segundos, que no era una prioridad.
—No puedo hablar ahora —dijo en cuanto contestó, con un tono firme, cortante—. Estoy ocupada.
Del otro lado, Thomas rió suavemente, como si la negativa fuera parte de un juego que conocía demasiado bien.
—Siempre estás ocupada cuando estás a punto de ganar algo importante —respondió—. Pero pensé que querrías saber esto.
Isabella cerró la carpeta que tenía frente a ella y se levantó del escritorio. Caminó hacia la ventana del salón pr