POV Carlos
Isabella llevaba veinte minutos hablando, aunque decir “hablando” era amable: estaba reclamándome. Otra vez. La tercera de la mañana.
Aunque si lo pensaba bien era una novedad, nunca habíamos peleado en el año de compromiso.
—No entiendo por qué te fuiste así de la cena, Carlos. —Estaba frente a mí, brazos cruzados, impecable incluso enojada—. ¿Me quieres explicar?
Yo me pasé la mano por la nuca, cansado. No había dormido bien. No después de… lo que pasó con Elena.
—No me fui “así”, Isa. Me sentía mal. Ya te lo dije.
—¿Y por qué solo te sentiste mal cuando tú mamá mencionó a Elena? —sus ojos se clavaron en mí con esa precisión quirúrgica que tiene cuando algo no le cuadra—. ¿Crees que no me di cuenta de eso?
Respiré hondo. Sabía que esto venía. Lo supe desde que me puse de pie en el restaurante anoche, me excusé y escapé como un idiota.
—Estás viendo cosas donde no las hay —mentí con toda la suavidad que pude—. Elena es… una colaboradora eficiente. Nada más.
Isabella