Me encerré en mi despacho una vez más, esta vez con una mezcla de intuición que me golpeaba el estómago diciéndome que algo estaba mal, que ella no podría haberme hecho eso, y tampoco Arturo, me senté y miré las fotos de nuevo, ahí estaba la evidencia.Unas fotos, el reporte del investigador y las sospechas de Valentina, eso era lo que tenía.Tomé el teléfono y pedí a alguien más que hiciera un trabajo para mí, quería la confirmación de lo que ya tenía en mis manos, recordé a un investigador español con el que trabajamos en un caso de robo en una de las plantas fuera de la ciudad, no era de mi confianza, pero recordé que hizo un trabajo impecable.—Dígame, señor Scavo.—¿Me recuerda?—Por supuesto que sí, uno no trabaja con empresarios de su nivel todos los días.—Necesito un trabajo, pero requiero total discreción, y que venga a mi despacho, necesitaré hacerlo firmar algunos documentos.—Estoy a sus servicios, señor, claro que sí.—Le enviaré un avión mañana a primera hora, ¿podrá ve
Una semana después.Llevé a los niños a la escuela caminando, lo que me sirvió para distraer a Lucy con las cosas que veíamos en el camino, estaba muy triste y casi no quería comer, sabía que era por haberla separado de Ximena, no hablaba con Romeo, pero sí con Ana, y ellos estaban igual con la niña.Hablaba todos los días con Arturo, quien seguía dándome apoyo moral desde la distancia, y contaba con el de Esmeralda y Ana, debía sentirme feliz de tenerlos en mi vida.Cada día era un reto difícil de superar, tenía que hacer a un lado mis sentimientos, ignorar lo humillada y dolida que me sentía, para poder salir y dar la cara por mis hermanos, pero esa fue la lección que me dejó toda la situación: debía valerme por mí misma, no podía esperar depender de nadie, porque yo era la única persona con la que contaban mis hermanos.Comencé a ser más consciente, incluso con mi salud, empecé a cuidarme más, debía estar bien para ellos.Seguía estudiando, y trabajado en la universidad: atendía la
Sentí una punzada intensa en el pecho, pasé saliva. Sentí vergüenza de haber usado su seguro sin avisarle, pero era tarde, pensé en hacerlo en la mañana.—¿Están bien? —preguntó con tono de angustia.—Sí, Lucy presentó fiebre y la traje a la clínica, tuve que usar tu seguro, prometo pagarlo todo, pero no estaban recibiendo emergencias en el hospital más cercano y el otro estaba muy lejos, no quería que convulsionara.—No tienes que darme explicaciones, ni devolver nada, el seguro es para eso y ya estaba pago, me alegra que pudieras contar con eso, ¿Están en la clínica del centro, cierto? ¿Ya Lucy está bien?—Sí, gracias, estamos aquí, Lucy ya descansa sin fiebre, le harán algunos exámenes, quizás la pueda llevar a casa mañana mismo.—Están en la clínica aún, entonces.—Sí, está en observación.—¿Y Alan?—Aquí dormido en mis piernas. No lo podía dejar solo, y es tan maduro, ahora caigo en cuenta de que lo desperté e hice que me ayudara con Lucy como si fuera un adulto, es solo un niño.
Me desperté sobresaltado al oír el ruido de una bolsa, al abrir los ojos vi a Alan tomando algo de la bolsa de comida, me sonrió.—Buenos días, Romeo, gracias por la comida, está rica, guardé algo para ti.—Buenos días, gracias, pero no hace falta.Moví la vista por la habitación, se abrió la puerta del baño, Caroline salía de allí amarrándose el cabello en una cola alta, miré hacia la cama de Lucy, estaba sentada viendo concentrada algo en el teléfono de Caroline.—Buenos días, no quise despertarte —dijo Caroline sonriéndome.—Gracias por no hacerlo, pero ahora me duele la espalda.Nos reímos, Lucy apartó la vista del teléfono.—Hola, ¿y Ximena? ¿A qué hora llega? ¿Dónde está Ana?, me enfermé y ninguna vino.Me eché a reír.—Buenos días, princesa, ya llamo para que las traigan.—Sí, qué bueno, por fin —grito emocionada.Miré a Caroline.—Supongo que está mejor.—Solo espero a la doctora de turno para que le dé el alta, me confirmaron que está todo bien.Llamé a casa para preguntar po
Aún estaba aturdido por la información que me dio el investigador.Tomamos la comida todos juntos como una familia como si nunca se hubiesen ido.Traté de relajarme, pero no podía dejar de pensar en que fui un idiota, un imbécil y que actué de la peor forma que pude haber actuado, cegado por los celos, me negué a creerle a ella, a la mujer que amaba.—¿Pasa algo? —preguntó Ana.—No, estoy bien —respondí, ella sonrió de medio lado y señaló a Caroline.—Las oportunidades hay que aprovecharlas.Le sonreí de vuelta, el corazón se me achicó más, Ana era ajena a la estupidez tan grande que cometí con Caroline y Arturo, no tendría cara para verlos, de pronto todo tuvo sentido: Viridiana, y Valentina lograron sembrarme dudas que no tenía.Lucy suspiró hondo con los ojos cerrados.—Amo, amo esta casa, y a mi hermanita Xime, no debimos irnos nunca, nunca, nunca de aquí.Todos estallaron en risas, menos Caroline, la miré, bajó la mirada, se mostró incómoda.¿Qué hice?, me pregunté, tenía a la fam
Arturo llegó con regalos para todos, Lucy y Alan estaban felices de verlo, así como también lo estaba yo.Me abracé a él por largo rato, me separó de su cuerpo y me sonrió.—De aquí voy a ir a ver a mi sobrina, y a Romeo —dijo y suspiró hondo, le sonreí y tomé su mano.—Ya todo se aclaró, sabe que no le mentimos.—Lo sé, me lo dijo, me pidió perdón, le dije que no se preocupara, que ahí junto a él me iba a tener como siempre, porque quiero ver que mi sobrina esté bien, y esas personas junto a él no son buenas.—¿Se supo quién más estaba involucrado? Creo que le preocupaba que sus padres estuvieran metidos en todo.Arturo suspiró hondo una vez más y apretó los labios.—Mason, Romeo está destrozado, no solo era su abogado, su colaborador de confianza, era su amigo, fueron amigos por muchos años.—No lo puedo creer. Me pareció que casi no iba a la casa desde que mudé.—Estaba confabulado con Viridiana. —Romeo debe estar muy molesto.—Lo siguiente de molesto, y dolido. Aún no los enfrent
Un hombre viudo y rico con una hija, se cruza con una huérfana que cuida a sus dos hermanos menores, él es importante e imponente, ella una chica harapienta, pero sus vidas se cruzarán irremediablemente.Caroline.Desperté tras haber dormido solo dos horas, no podía dormir pensando en que el día lunes era la fecha límite para inscribir a mis hermanos en la escuela y que ya era sábado, pasé saliva y cerré los ojos a punto de llorar, solo tenía granos blancos en la nevera preparados para darles y en lo que el contenido de esa olla se acabara no tendría más comida para ellos.Ya no tenía a quien más pedirle dinero prestado, había pedido mucho y había quedado mal porque no conseguía trabajo, limpié mis lágrimas y me exigí levantarme, debía ir a la calle y conseguir algo de dinero para la comida, ya vería como haría para inscribirlos en el colegio, aunque ya nadie me quería prestar más dinero.Limpié mis dientes sin pasta dental y corrí a la cocina a calentar y remojar el poco pan que queda
Romeo Scavo.Bajé del auto y entré al pretencioso edificio de mi indeseable socio, el mal gusto hacía presencia en cada esquina, tomé el ascensor y mis hombres se quedaron abajo, crucé la puerta principal y llegué hasta su oficina.—Romeo ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu viaje de regreso?—Todo bien. —Lamento lo de tu padre, ahora somos socios, te explicaré todo sobre el negocio. A tu padre le habría encantado verte por fin trabajando en el negocio familiar.—No es lo que pretendo. Quiero vender mi parte y adiós.—No, no, así no se hacen las cosas, date una oportunidad.Lo que quería era la fama de mi nombre en el mundo de los negocios para levantar el muerto que tenían como empresa. Me senté para escucharlo, pero yo tenía una decisión tomada.—¿Es todo? Mi abogado te contactará.—Romeo, Romeo, acompáñame esta noche para una fiesta en un club muy exclusivo, tengamos conversaciones de negocios como las tienen los hombres en esta ciudad.—No salgo de fiestas, nunca.—Por negocios.—Precio ¿Cuán