Capítulo cuarenta seis.
Verónica Wilson (La impostora)
No, Elena no puede asesinarlo.
Es hijo de mi jefa, y debo salvarlo a él.
No sé cómo disimular delante de él, está feliz, con el corazón inflado de orgullo, Elena actuó de la manera más rápida posible.
Debo hacer algo ya.
— Es una fiera la niña, ¿no crees?— me dice él mirándola salir en la camioneta a toda una velocidad.
— No lo creo, Roberto, la acabas de cagar, Diego conoce las intenciones y los planes que tienes con ella, y si Elena lo consigue será el fin de todo. — zanjé mirándolo de mala manera. — Debiste decir lo que te dije, que un robo, Elena ama a Diego. — le espeté ardida.
Él niega con la cabeza. — No lo creo, mija, estás fuera de órbita, Elena es más pendeja de lo que crees, no podrá, además Diego jamás sabrá la libertad que le prometí dar, sólo lo usé, y ahora es perseguido por la DEA. — se sonrié y acerca más a mi. — con el mismo destino con que acabó a Francesco Voncelli. — me asegura él y se da la vuelta y gira, y entra a la casa.
Yo niego