Capítulo Cuarenta dos

Verónica Wilson (impostora)

Nunca me llegué a sentir muy apego con alguien, con Elena es fácil de hacerlo.

Es una dulzura de corazón.

Tal como lo es su tía, a la mujer que imito.

Me agradó conversar con ella de un tema muy importante, difícil de roer en jóvenes hoy en día, inclusive en adultos también.

Sobre todo en mí.

Grabé la información por medio de mi transmisor, escucho en mi oído las indistinta conversaciones entre Verónica y Juliana.

Si, Elena se enamoró del hombre que la secuestró para llevar a cabo el plan de Roberto Ramírez.

Él, Diego Torres no tiene la culpa, él no conoce las intenciones del corazón de Roberto, lo que le demostró fue una fachada falsa.

Porque no me cabe la menor duda que él la salvaría de semejante bestia que se hace llamar “ abuelo Cooper” de tan sólo imaginarlo me dan ganas de vomitar.

Pido permiso de ir al baño, la voz de Verónica en mi oído me rechina.

Al adentrarme al baño, enciendo el botón de habla.

—Tienes que evitarlo, Isabel, Elena no pude amar a
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