Hope se recostó sobre la cama, con el rostro hundido en la almohada, dejando escapar un suspiro tan largo que Haru, su mejor amiga y compañera de apartamento, dejó el móvil sobre el escritorio y la observó con una mezcla de curiosidad y diversión.

—¿Qué te pasa? —preguntó Haru, cruzándose de brazos.

Hope levantó apenas la cabeza.

—Nada.

—“Nada” no es una respuesta válida cuando llevas diez minutos suspirando como protagonista de drama romántico —insistió Haru, acercándose a la cama y sentándose en el borde—. ¿Tiene algo que ver con Eugene?

Hope giró el rostro hacia ella con una mueca de incredulidad.

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque los dos no se soportaban… o eso