GEMA
Suspiro. Escucho lo felices que están. Supongo que es momento de decirles lo que sucede, que no se hagan ilusiones y pasar todos los malos ratos de una vez.
—De hecho, quería decirles que… no todo es lo que parece. No habrá renovación de votos, porque Kyrion y yo no estamos…
—Seguros —su voz se escucha detrás de mí—. Gema y yo no estamos seguros de si es lo mejor ahora. Por el embarazo, quizás quieran tomarse más tiempo y organizar ustedes la boda. Hola, amor —me sujeta el rostro y me besa, posesivo.
Le muerdo apenas el labio y se aparta.
—Esto es para ti, y para usted, suegra —ha puesto a mi madre mucho más feliz con flores—. ¿Qué les parece si nos organizan la boda?
Intento protestar, pero a mi madre se le escapa un grito de alegría.
—¿Qué te parece, mi amor? —me pregunta él, sujetándome la mano sobre la mesa.
Lo miro con desprecio.
—Hija, ¿por qué no dices nada? ¿No quieres que organicemos tu boda? A tu padre y a mí nos haría inmensamente felices.
GEMA
Me quedo mirándolo. Su g