KYRION
No podía creer la estupidez que me dijo el hombre que llamó. No esperé, no di una explicación, solo quería ir al lugar y comprobar que era cierto que Cannie había escapado.
Busco mi teléfono y marco a Oratio.
—¿Por qué tanta urgencia?
—Necesito hombres, seguridad y… Cannie escapó. No tomaría en serio sus amenazas si Gema no estuviera embarazada.
—Bien. Pondré gente a tu disposición. ¿Cómo pasó esto? ¿Sabes de lo que es capaz una mujer ofendida y con sed de venganza?
—No le temo, pero me preocupa la seguridad de Gema… de sus padres. Que vayan hombres a la casa del norte. Quiero a cinco. Que no se aparten ni para mear.
—Así será.
Acelero apenas cuelgo. Al llegar al lugar, avanzo sin dar respiro y le doy una trompada al hombre que está en la puerta.
—¿Qué rayos sucedió? —lo levanto encuellándolo—. ¿Cómo mierda fue que se escapó?
—Lo siento, señor. Un cliente… parece que un cliente le ayudó a escapar.
—¿Quién?
—El… el hijo del jefe de la Camorra.
—¿Felix?
Asiente con la cabeza, tem