La ciudad se extendía debajo como una maqueta de luces y niebla.
Desde la terraza de su penthouse, Noah tenía la mejor vista de la ciudad y aun así no podía mirar nada que no fuera el vacío en su copa.Una copa sin terminar.
Una decisión sin tomar. Un nombre que se le repetía entre los labios como un rezo: Kathie.El archivo de la moción seguía abierto en su tablet, junto al informe del comité y la fecha de la junta de accionistas. Todo apuntaba a una misma línea: sacarla del proyecto.
Y él sabía que si no hablaba, si no intervenía, lo haría