Luego del trabajo, el CEO volvió al departamento de la pelirroja.
-¿Cómo te sientes?- exclamó al verla levantada.
-Ah muy bien- mintió la muchacha
-Yo no te veo muy bien.
-Bueno gracias- exclamó poniendo los ojos en blanco.
-Hablo enserio. - El CEO tomó las llaves de su auto de la mesa- Busca un abrigo, te llevo a la clínica.
-No va a ser necesario.
-No fue una pregunta.
Helena suspiró derrotada, Sebastián podía ser cabeza dura cuando quería.
Mientras se encontraban en la sala de espera, aguardando a que la joven embarazada sea llamada por la médica, ambos se mantuvieron callados mirando sus propios pies. No sabían de qué hablar, nunca habían sido muy charlatanes.
-Y bien…- comenzó a decir el CEO- ¿Entonces te gusta el idiota ese?
-¿Qué?- exclamó Helena saliendo de sus pensamientos- ¿A quién te refieres?
-¡Al idiota ese de la fiesta! No me hagas decir su nombre- exclamó con fastidio.
-¿Qué Franco?… ¿Estás celoso?- preguntó divertida.
-Para nada…- respondió rápidamente mir